Leía un libro que le recordaba cosas recientemente olvidadas. Marcó la hoja donde iba con unos boletos y restregó suavemente sus ojos, para eliminar la humedad que producían unas lágrimas resagadas. Sintió que el Sol le pegaba más fuerte que antes en la cara así que decidió abrir un poco la ventana, lo suficiente como para que entrara un poco de brisa. Miró un buen rato el Mar y se quedó en silencio. Recordaba y extrañaba, eso era lo que más le dolía. cuando pensaba sentía que los recuerdos de perforaban sutilmente el pecho, mientras que la nostalgia que traía consigo la brisa que jugaba con sus cabellos la reconfortaba y la destruía un poco por dentro. Observo por un instante las nubes, aunque el sol le segaba un poco la vista, no le importo, le gustaba mucho mirar las nubes, y de haber podido se hubiera subido de seguro a una de ellas y se habría apartado de todo, hacia donde se ponía el Sol.
Se quedó un buen rato en su mundo interior, imaginandose libre hasta que algo lo devolvió bruscamente a su realidad. Del bolsillo de su camisa vieja sacó una carta, arrugada y avejentada por la constante manipulación y el paso del tiempo. a pesar de eso hacia mucho que no la leía y quizás la razón de eso era que había olvidado por completo que ese pedazo de papel se encontraba tan cerca. la sacó de su baúl improvisado y se dispuso a leer unas palabras que ya sabia de memoria: <<(...) Te Amo.>>
Doblo cuidadosamente su carta, su tesoro y la guardo nuevamente en su bolsillo.
Giró su vista hacia el mar, pero tenia la mirada perdida, en otra época, la brisa seguía entrando por la ventana. Se seco las lágrimas que caían por sus mejillas, que quemaban al abrirse paso por entre su piel y ahogo lentamente sus sollozos en el silencio.
Cerro la ventana con suavidad y abrió su libro, encontró dos boletos, uno de el, el otro de ella y retomó su lectura.
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