miércoles, 31 de agosto de 2011

Por las mañanas salgo y miro por la ventana. Veo como estará el día y elijo mi ropa. 
En otras mañanas miro por la mañana mucho mas temprano, esperando ver algo que me sea familiar, esperando verte en la reja  de la casa.
Esas malditas mariposas que no se cansan de aletear fuerte cuando mi mente vuela.
Y recuerdo.

martes, 23 de agosto de 2011

Melisa


Mmmm...! Escuchá la brisa del mar, olé los colores del amanecer. Los sientes?
no?.. aa bueno, es que no estas tan acá como yo lo estoy... me comprendes?..uhmm, seguro no me comprendes, y quizá ni me escuchas, después de todo te imaginé sin oídos... y como podrías tenerlos si te creé en una época sin nombre, en una época en la que yo  misma estaba sorda de todo, te confieso algo?, pero prometé que no se lo dirás a nadie... Te amo!... con el alma, te amé desde la primera vez que te pensé...uhmm... perdoná todas las veces que no te he escuchado, perdona por hacerte sin oídos, me has dicho muchas veces que te encantaría oírme cantar, y a mi me encantaría cantar todo lo que te he escrito, es un poco triste no? Me siento tan triste amor, tan triste, solo quiero hacerte escuchar, escuchar todas las veces que el mar ha quedado en silencio, todas las veces que las flores de cerezo han tocado la superficie de mi alma.
Te amo tanto.. Tanto!! Eres la persona de mi vida, quien hace arder mi corazón, te amo te amo TE AMO!!...

Algo se movió en el pequeño bulto que la acompañaba, es como si se levantara de recoger algo, la figura se reintegro y con voz quebrada y áspera dijo:
-A veces no sé de lo que hablas mujer, si no me gritaras te amo como loca pensaría que me insultas.... Ya está estas cosas ya no las hacen como antes, estas pilas siempre se caen.
El señor que la acompañaba tomo un aparato extraño, colocó la pila en el y lo puso en su oído.
-Ahora si mujer, ¿que decías?, ah si!.. Yo también te amo Melisa, te amo desde la primera vez que te leí.
Son las 10 de la mañana... no puedo creer que se me haya pasado la hora tan rápido, y a la vez tan lento.
Sentí al vecino dejar su casa para ir al trabajo, sentí las olas del mar a esa hora cuando no hay ningún otro ruido, sentí los perros ladrar-le a la gente que madrugaba, sentí los pájaros cantar alegres... alegres?
En realidad no los entiendo. En realidad no entiendo nada.

domingo, 21 de agosto de 2011

Se me pasará, pronto.

Hoy me levante... que me levanté, aún estoy con pijama... Hoy desperté con una hora de menos y el sol queriendo pincharme la cara, olor a comida compleja, se me había pasado la hora para el pan tostado.
No quiero moverme, aunque el hambre me lo pida a gritos.
Respirar?,  es solo que lo hago por inercia. Como esos días en los que tienes que hacer muchas cosas por obligación y simplemente no sabes por donde empezar.
Esos días en los que quieres dejar la universidad, por que simplemente no te queres esforzar un poco.
Quiero dejar la U, pero no puedo, mis sueños no me lo permiten.

jueves, 4 de agosto de 2011

Elisa

Mmmm...! Escuchá la brisa del mar, olé los colores del amanecer. Los sientes?
no?.. aa bueno, es que no estas tan acá como yo lo estoy... me comprendes?..uhmm, seguro no me comprendes, y quizá ni me escuchas, después de todo te imaginé sin oídos... y como podrías tenerlos si te creé en una época sin nombre, en una época en la que yo  misma estaba sorda de todo, te confieso algo?, pero prometé que no se lo dirás a nadie... Te amo!... con el alma, te amé desde la primera vez que te pensé...uhmm... perdoná todas las veces que no te he escuchado, perdona por hacerte sin oídos, me has dicho muchas veces que te encantaría oírme cantar, y a mi me encantaría cantar todo lo que te he escrito, es un poco triste no? Me siento tan triste amor, tan triste, solo quiero hacerte escuchar, escuchar todas las veces que el mar ha quedado en silencio, todas las veces que las flores de cerezo han tocado la superficie de mi alma.
Te amo tanto.. Tanto!! Eres la persona de mi vida, quien hace arder mi corazón, te amo te amo TE AMO!!...

Y de que sirve, si de todas formas no me escuchas.


Unas señoras que pasaban por la orilla de la playa se quedaron mirando un momento y luego siguieron caminando con el pan caliente en la bolsa de género, una le dijo a la otra:
-Ella se llamaba Elisa, no sé si responderá a ese nombre ahora, solía venir casi todas las mañanas con su esposo.
-¿Y el caballero ya no la acompaña?
-No, hace ya mas de veinte años que no viene. Elisa aun se sienta en el mismo lugar, donde solía ver los primeros colores de la alborada, se sienta y solo habla.

Solo habla.
Sola habla.
Sola no, con su esposo.
Pero el no la escucha.
O quizá si.