Un sueño otoñal que comenzaba con una ligera brisa...
Era una historia clara como agua de lluvia en Enero.
Salía el Sol y Él de daba un beso de buenas noches, Ella le sonreía y lo miraba a los ojos.
Ella se levantaba de su cama y contemplaba el nublado horizonte, repetía sin parar que ese era el lugar perfecto para ella.
Él creía lo mismo.
No existía otra época, otro lugar más perfecto que ese sueño.
Las horas pasaban, mas ellos eran dos locos despreocupados realmente nada mas importaba.
Pequeños atardeceres eran los espectadores de esta armonía.
Una suave música salia de todas partes y parecía venir de ningún lado.
Una melodía escrita con besos y pasión.
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