Ella le preguntó: ¿Volverás? y el con la mirada firme tomó sus manos y con voz de ternura le susurró: ¿Si volveré?, querida, me verás volver una y mil veces, volveré si, a habitar tu corazón.
Ella lo vio subir al tren y tomar su asiento. La locomotora ya estaba lista para partir, esperaban el silbato de arranque.
El le tiró un beso con su mano, y ella lo recibió con el corazón.
Ella vio como el tren se alejaba, mientras el sonido que hacían las ruedas al alejarse, le decían que se verían muy pronto.
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